El drama de vivir sin gas en Bariloche volvió a ponerse de manifiesto este miércoles, cuando un grupo de vecinos se movilizó nuevamente a las oficinas de Camuzzi a exigir soluciones a una situación que miles de familias arrastran desde hace años. Pese a los acuerdos alcanzados para concretar las obras que le darán al fluido la presión necesaria para su traslado, las respuestas no llegan. “Esto es el cuento de la buena pipa”, graficó uno de los vecinos que participó de la convocatoria.

Se trata de un reclamo “totalmente genuino, pero invisible. Porque estas obras son las que realmente hacen que Bariloche, que Río Negro, crezca”, sostuvo Fernando Pérez, vecino de Dos Valles, y enfatizó: “Necesitamos soluciones”, conocer “la certeza de la obra”

Se refirió así a la obra “que supuestamente no tardaría más de seis meses y estamos esperando hace más de dos años. Ahora se firmó este acuerdo, y seguimos en la dulce espera. Lo más grave de la dulce espera es que no sabemos cuándo viene”. 

¿Qué falta para tener gas de red?

El acuerdo al que hizo mención es el que se alcanzó el pasado 7 de junio durante una audiencia de conciliación entre representantes de Camuzzi, Enargas, Edersa y la Secretaría de Energía. En ese encuentro se estableció para el 30 de junio de 2025 la finalización de la obra de ampliación en la capacidad del transporte de gas para 23 localidades de Río Negro, Neuquén y Chubut, que beneficiará a un total de 12.000 hogares de las tres provincias.

Esa obra, cuyo costo de 7 millones de dólares representa alrededor del 2 % del monto que se invirtió para la construcción del Gasoducto Cordillerano, consiste en la instalación de dos plantas compresoras a la altura de las localidades chubutenses de Gobernador Costa y Río Senguer para darle al fluido la presión necesaria para llegar a los hogares.

La falta de concreción de esos trabajos ha generado en los últimos años una problemática que afecta en Bariloche a entre 5.000 y 6.000 familias que, si bien ya cuentan con las cañerías, aún no disponen de la conexión al servicio de gas en red.

En el acuerdo logrado en junio se estableció que el costo de la obra lo pagarían los usuarios a través de las tarifas, y que los gobiernos de Río Negro, Neuquén y Chubut adelantarían los fondos necesarios para que Camuzzi iniciara los trabajos. Tras firmar el convenio y con la finalización de la obra en el horizonte cercano, se especuló con que las conexiones a la red comenzarían a realizarse tras el invierno, pasado el pico de demanda de consumo. Pero las novedades brillan por su ausencia.

El tiempo apremia

Ese acuerdo “para nosotros fue una gran novedad, nos fuimos re contentos con esta información. (Pero hoy), cierto, cierto, no hay nada”, señaló Fernando, entrevistado en el programa radial Nada Personal.

“Lamentablemente la historia indica que si no arranca lo más rápido posible, no va a ser el invierno que viene, va a ser el que viene, y el que viene, y el que viene. Y la situación no da para más. Es muy duro vivir sin gas. No hay leña que alcance: las lluvias, la parte operativa, la parte económica. Una garrafa vale cinco veces lo que vale el servicio de gas. Por más que vos quieras achicar, siempre te corren el arco”. 

Una garrafa de 10 kilos se consigue por alrededor de 10.000 pesos y una de 45 se paga entre $ 73.000 y $ 78.000. A menos que el comprador tenga la capacidad de viajar a otro lugar para conseguirla a un valor un poco más bajo -no menos de $ 68.000- y transportarla a su hogar.

Vecinos reclaman las conexiones. Foto: Eugenia Neme.

Con estos valores y en el marco de la situación económica a la que no escapa la enorme mayoría de los argentinos, para los usuarios que reclaman el servicio de gas atravesar el invierno es una odisea.  

Cuando vienen los picos de frío es “otra vez pensar cómo hacemos, dormir abajo y al lado la salamandra”, relató Fernando, que se considera un “privilegiado” justamente por tener salamandra. Pero “hay gente que no puede pagar mínimamente la garrafa, hay otras personas que la están pasando tres veces peor que yo, y uno también empatiza con eso”. 

Además, incluso si las conexiones comienzan a habilitarse pronto, el tiempo apremia. Es que con más de 5.000 familias en lista de espera, “todo el colegio de gasistas matriculados no daría abasto” para todos.

“Cuando se abra esto, 5.000 bocas, vamos a tener que inventar gasistas”, sostuvo el vecino. Y consideró que el día que a las casas se les habilite el servicio “va a ser un día histórico para todos los barilochenses. Ojalá se dé, ojalá sea pronto”.