Lionel Messi fue víctima de una deepfake (una falsificación de su imagen, movimientos y voz) que en los últimos días lo mostró promocionando en redes sociales una estafa piramidal. Lejos de ser una excepción, entre 2022 y 2023 el uso de estas técnicas aumentó en Latinoamérica un 450 %, y se estima que el mercado que genera su uso se multiplicará por 10 hacia 2030.
En el video que circuló sobre todo en Instagram se lo ve al capitán de la selección argentina promocionar una aplicación para una inversión segura que ayudó a miles de personas: “Si tenes 75.000 pesos en una semana se convierten en 2 millones de pesos. No necesitas ser un experto en economía ni en mercados”, expresa el supuesto Messi. Por supuesto, no se trataba de él.
Los deepfakes son medios sintéticos generados mediante técnicas de aprendizaje profundo (inteligencia artificial) que incluyen imágenes, vídeos y grabaciones de audio manipulados para retratar a alguien diciendo o haciendo algo que en realidad nunca dijo o hizo. Estas tecnologías identifican y aprenden de grandes cantidades de datos para generar medios falsos de apariencia realista.
Entre 2022 y 2023 el número de deepfakes en todo el mundo se multiplicó por diez y solo en Latinoamérica aumentaron un 450 %, según un informe de la empresa de seguridad informática Sumsub. Allí se confirma que los sectores más afectados, por su naturaleza propia y alcance, fueron, y seguirán siendo, el periodismo, la política, el entretenimiento y las finanzas.
Por otro lado, el mercado de las deepfake se estima que tiene un valor actual de 534 millones de dólares y se prevé que podría llegar a los 5134 millones de dólares para 2030.
Un desafío continiuo
“La batalla contra los deep fakes es un desafío continuo en el campo de la ciberseguridad y, a medida que estas falsificaciones se vuelven más sofisticadas, la necesidad de herramientas avanzadas para su detección se vuelve más crítica”, señaló Mario Micucci, investigador de seguridad informática del laboratorio Eset.
“En un mundo donde la verdad puede ser distorsionada con facilidad, es importante acompañar los cambios tecnológicos con conciencia y herramientas que estén a las alturas”, comentó.
Existen varias herramientas para determinar la veracidad de los videos o audios que pueden encontrarse en Internet. Algunas están basadas en inteligencia artificial, otras en el análisis de metadatos y otras en la detección de anomalías.
De todas formas, más allá de la valía de esos recursos, “la detección de deepfakes también requiere un enfoque humano crítico, en el que es fundamental verificar la fuente del contenido, buscar inconsistencias y preferentemente conocer cómo funcionan las herramientas que se utilizan para realizar deepfakes”, sostuvo Micucci.