Dos hombres y una mujer fueron imputados este viernes en Bariloche por el homicidio agravado de Victor Alfonso Tecas Vera, ocurrido el 22 de octubre por la tarde en un domicilio de la calle Peulla, en el barrio El Frutillar. Las tres personas continuarán con prisión preventiva por el término de cuatro meses. 

Se trata de Tamara Torres (de 24 años y a quien se le sumó el delito de abuso de armas), Tupac Bustos Yáñez, de 23 años, y Sebastián Cañupan, de 22.

Según relató el equipo de fiscales en la audiencia, los imputados -previo acuerdo de voluntades y reparto de roles- se presentaron en la vivienda en la que estaba Tecas Vera “con el fin de darle muerte a la víctima y amedrentar a quienes se encontraban en el lugar”.

Desde afuera de esa casa, uno de los tres imputados le pidió a la víctima que saliera, al grito de “te vinieron a ver Victor”. Cuando éste salió comenzaron a increparlo, hasta que cada uno de los tres acusados sacó un arma de fuego de entre sus ropas: uno de ellos le disparó y terminó con su vida. 


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El proyectil ingresó por el lado izquierdo del abdomen, ocasionándole la muerte por shock hipovolémico por hemorragia interna secundaria como consecuencia de una herida de arma de fuego, precisó el Ministerio Público Fiscal (MPF) en un comunicado.

Entonces se acercó al lugar del hecho la pareja de la víctima, que estaba dentro de la vivienda, y Tamara Torres le disparó sin lograr lesionarla. Luego, los tres se retiraron del lugar.

La audiencia

Los defensores penales particulares que asistieron a los acusados se opusieron a la formulación de cargos y adelantaron que trabajarán en otra teoría del caso. Uno de ellos solicitó una pericia sobre una muestra de material biológico específico, extraído en la autopsia realizada al cuerpo de la víctima que aportaría a su tesis defensiva. El otro, en tanto, se opuso dado que los hechos relatados no definen el rol de cada uno y, sostuvo, no se aportó suficiente evidencia para sostener la acusación.

En esta audiencia, los imputados se abstuvieron de declarar.

Los fiscales describieron la evidencia recolectada hasta el momento, así como diversas declaraciones testimoniales, registros de cámaras de videovigilancia, el informe de autopsia y actas de los allanamientos realizados desde el momento del hecho. 

La víctima transitaba una situación de “semilibertad monitoreada con una pulsera electrónica”. El detector de movimiento de este dispositivo, destacó el MPF, pudo dar cuenta de cuáles fueron los movimientos finales de esa persona, a través del informe de la empresa responsable del monitoreo.