La crisis generada por los recortes de fondos al sistema universitario no deja exento al Instituto Balseiro. La prestigiosa institución con sede en Bariloche, especializada en física, ingenierías y matemáticas, atraviesa una situación compleja, con pérdida de docentes que emigran al sector privado. También se ve afectada la formación académica y el desarrollo de investigaciones clave.
“El Instituto Balseiro ha perdido en el último año alrededor de 60 docentes entre renuncias y jubilaciones”, señaló el director del Instituto, Mariano Cantero, y sostuvo que si bien están tratando de recuperar estos cargos mediante concursos, “se han logrado cubrir solo entre un 70% y 80%” de las vacantes.
La mayoría de estos docentes ha optado por emigrar al sector privado o trasladarse al exterior en busca de mejores condiciones laborales. “El director de la carrera de Ingeniería nuclear renunció y se fue a Estados Unidos”, precisó, y agregó que uno de los principales especialistas en inteligencia artificial “renunció y se fue a España”, mientras que “un especialista en láseres ya renunció y se fue a Alemania”.
“Son casos concretos. Esto le hace un daño enorme al Instituto, a la Comisión (Nacional de Energía Atómica), a la Universidad de Cuyo (de la que depende el Balseiro), al país. Y es gente que lo único que pretende es poder llegar a fin de mes, estar en paz y seguir trabajando para el desarrollo del país”, sostuvo días atrás, entrevistado en el programa radial Nada Personal.
Impacto en el desarrollo científico
Cantero explicó que la falta de planificación y los recortes afectan directamente al progreso de la ciencia y la tecnología en Argentina. “Un mal manejo o una mala planificación durante seis meses o un año puede retrasar el desarrollo científico por 10 o 15 años, que es el tiempo que lleva recuperar la experiencia perdida”, sostuvo. Para el director del Instituto, las instituciones científicas no son solo los edificios o equipamientos, sino las personas que transforman esos recursos en productos concretos para el desarrollo del país.
También hizo hincapié en que la situación actual no es un problema reciente, sino que es un fenómeno que se ha ido profundizando con el tiempo. “Esto no es nuevo. Yo prefiero tener personas bien remuneradas y tranquilas, que puedan transformar la infraestructura en conocimiento y tecnología, y eso es lo que está en riesgo hoy”, advirtió. Para el director del Balseiro, la pérdida de personal especializado es mucho más grave que la falta de equipamiento, ya que “un equipo se puede comprar en cinco meses si se consigue financiamiento, pero formar a una persona que pueda manejar ese equipo puede tardar 10 o 15 años”.
En este sentido, resaltó que el verdadero valor de las instituciones científicas reside en las personas que las integran. Por eso “hago hincapié en que esos equipos, esos insumos, no son nada si no hay un ser humano capacitado que lo transforma en conocimiento, en tecnología, que lo aplica. La clave son las personas. Tenemos que cuidar a las personas”.